Follada en la sauna… Sexo caliente I

Siempre había tenido la fantasía de ser follada en la sauna, pero nunca pensé que ese sueño se me cumpliría en manos de mi mejor amiga. 

Después haber pasado una semana realmente calurosa, mojarme en un día repentino de lluvia, hizo que me diera un fuerte resfriado. 

Había pasado un par de días y todavía me sentía mal. Me hormigueaba la nariz, me dolía la garganta y tenía algo de tos. Mi mejor amiga me recomendó visitar una sauna para que el calor me ayudara a recuperarme. Dijo que había leído en alguna parte que eso ayudaba con los resfriados. 

Como ya era fin de semana y no tendríamos que ir al trabajo, planeamos ir a la sauna juntas y así fue. Debido a que el clima era bastante caluroso, a nadie más se le habría ocurrido ir a los baños, entonces tendríamos el lugar solo para nosotras. 

Llegamos al lugar, nos acomodamos en toalla y nos dispusimos a sentarnos en los bancos. Yo puse los brazos detrás de mi cabeza, me recliné contra la pared y extendí las piernas. Mi amiga se acomodó de forma similar. 

Comenzamos a sudar al mismo tiempo que conversamos de los chismes más recientes. En un momento, me detuve a admirar la belleza de Verónica, ella era una verdadera maravilla, ojos azules, cuerpo atlético, nalgas grandes y tetas firmes. 

Tuve una follada en la sauna con Verónica 

Mi amiga me descubrí observándola detenidamente y sentí vergüenza. Sin embargo, lo que hizo ella me dejó perpleja. 

  • Me quitaré la toalla, me molesta sentir las fibras de la tela mientras estoy sudando. Dijo Verónica. 

Su figura desnuda frente a mis ojos era simplemente una maravilla. Volví a notar que había quedado perpleja mirándola y que ella se había dado cuenta, así que me sonrojé. 

  • No tienes nada de que avergonzarte. Me dijo en un tono suave. 

Miré hacia el suelo y cerré los ojos para tratar de no pensar en su cuerpo. Pero eso fue imposible, mis ojos se iban directamente a lo esbelto de su figura. Ella había abierto las piernas y como estaba sentada en los bancos al frente de mí, podía ver la raja de su coño rosado. No podía quitarle los ojos de encima. 

Nos quedamos en silencio. Mientras tanto, yo agudicé la vista y observé cómo las gatas de sudor se formaban en su pecho y bajaban recorriendo su abdomen hasta deslizarse por su entrepierna. 

Podía sentir que mi vagina se humedecía y estaba segura de que no se debía al sudor. Al ver que no dejaba de mirarla, Verónica abrió más las piernas y retorcía ligeramente sus caderas ¡Me di cuenta de que me estaba provocando! ¿Acaso estaba pensando en darme una follada en la sauna? 

La follada de Verónica en la sauna que nunca habría esperado 

La vista más amplia de su vagina me excitó más. Mi coño estaba dilatado y mi mente solo podía pensar en mis dedos bombeando en la abertura que estaba viendo. 

  • Parece que este baño está más caliente de lo normal. Me dijo con un brillo en sus ojos que jamás había visto. 

Me imaginaba amasando sus nalgas, chupando sus pezones y acariciando su cuerpo, pero por alguna razón no me atrevía a acercarme, entonces ella fue quien tomó la iniciativa. 

  • ¿Te gusta lo que estás viendo? Dijo. Se había acercado a mí y tomó mi mano para que la pusiera en su pecho. 

Solo pude responder con un sí, muy nerviosa. Entonces ella dijo que podía tocar más si quería hacerlo. 

No permití que me lo repitiera dos veces. Me levanté y la empujé contra la pared, estaba ansiosa por esa follada en la sauna. 

Nos besamos apasionadamente. Verónica apretaba mis nalgas y yo me dispuse a masajear sus tetas. Nos arrastramos hasta los bancos y ella se sentó en uno de ellos. Abrió las piernas y colocó sus pies en el banco, uno a cada lado. Yo me puse de cuclillas frente a ella y acepté esa invitación que me estaba haciendo para probar sus labios 

Tiré de su culo hacia mí y con mis manos abrí los labios de su coño sudoroso. En cámara lenta posé la punta de mi lengua en el interior de sus piernas y con suavidad la deslicé hacia su vagina. 

Rocé con deleite su clítoris y poco a poco introduje milímetro a milímetro un poco dentro de su vagina. Mientras hacía mi trabajo, los gemidos salían de su boca. 

Follada en la sauna… Sexo caliente I

Mi amiga se corrió encima de mí y luego me dio un oral 

Verónica estaba tan excitada que puso sus manos en mi cabeza y con fuerza me empujaba contra su coño. Tenía una visión mucho más profunda de su vagina y eso me excitaba más. Su respiración se aceleró y sus gemidos se hicieron más fuertes. Supe que venía un orgasmo. 

Aproveché para maximizar su placer. Metí la lengua en busca del punto G en su vagina y haciendo círculos con ella lo estimulé. Ella por reacción levantó la pelvis para que el toque de la lengua fuera más profundo y mi labio quedó acariciando su clítoris. 

Los gemidos aumentaron, al igual que los movimientos de sus caderas. Literalmente me arañaba el cuero cabelludo con sus uñas. 

Sus jugos explotaron en mi boca y se regaron por toda mi cara. Verónica gemía como una puta, había llegado al clímax, pero no quería que todo terminara allí. Me separé un poco de ella para permitirle que tomara un poco de aliento y antes de que pudiera bajar sus muslos, me acerqué nuevamente a su vagina, esta vez deslizando mi lengua desde el clítoris hasta su ano. 

Con suavidad di vueltas entre los surcos de su ano y luego volví a los labios realmente húmedos y calientes de su coño. 

Nuestro sudor y el líquido de su orgasmo estaba por todos lados. La follada en la sauna estaba saliendo mejor de lo que había pensado. 

Humedecí mi dedo índice con sus jugos y con suavidad lo usé para rodear el borde su ano al mismo tiempo que mis labios mimaban su coño… 

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