Era muy niña cuando tuve mi primera vez con mi primo. Él fue el chico al que le entregué mi virginidad y todavía sigue follándome cada vez que tiene oportunidad.
Recuerdo que mi familia prácticamente vivía en el mismo vecindario, por lo que todos los chicos de mi edad (mis primos) crecimos jugando juntos y compartimos muchos momentos agradables. Pero, había un primo, llamado Joe con el que tenía una conexión especial.
Joe cada vez que estábamos solos metía su mano por dentro de mis bragas para tocarme mi coño que todavía ni siquiera tenía pelos. La primera vez que lo hizo, me asusté un poco, nadie me había hecho algo así. Sin embargo, él me dijo que no debía tener miedo, que solo me estaba haciendo cosquillas.
Para ese entonces yo era solo una niña, todavía no había tenido la menstruación. En cambio, él era un adolescente y tenía 15 años.
A mí me encantaban las cosquillas en mi coño y por eso, siempre buscaba la manera de que quedáramos a solas para que siguiera haciéndolo. En ese momento, no sabía por qué salía ese líquido viscoso de mi vagina cada vez que lo hacía.
La primera vez con mi primo, sucedió una tarde que estábamos jugando con los chicos del vecindario. No hablo de la primera vez que me tocó, porque el lo hacía desde que tengo uso de razón, hablo de la primera vez que metió esa enorme cosa que le colgaba en medio de sus piernas, dentro de mi boca y de mi vagina.
Como fue la primera vez con mi primo
Estábamos todos jugando a las escondidas. Mi primo y yo escogíamos lugares para escondernos juntos para aprovechar de que me hiciera cosquillas.
Cuando estuvimos en nuestro primer escondite, aproveché para mostrarle los pequeños brotes que me habían salido en mis tetas. Le dije que pronto tendría unas enormes tetas para que pudiera tocarlas.
Él se acercó a mí y sonriendo me dijo que él también me mostraría algo. Sacó su cosa de en medio de las piernas y parecía un palo de tan duro y erecto que estaba.
¿Eso es lo que siempre llevas ahí cuando me haces cosquillas? Le dije curiosa.
Mi primo me dijo si, que era su pene y que cada vez que me hacía cosquillas se ponía así de duro porque quería entrar en mi vagina.
¿A ti también te da cosquillas ahí? ¿Lo puedo tocar? ¡Quiero hacerte cosquillas, Joe! Le dije emocionada porque nunca había visto su cosa.
Aprovechando el juego, me acerqué para hacerle cosquillas. Mi primo me enseñó que las cosquillas para los chicos se deben hacer tomando el pene con ambas manos, halando hacia arriba y hacia abajo.
Lo hice como me explicó y él movía sus caderas como si estuviera enterrando esa cosa en un agujero profundo.
Nos dimos cuenta de que habían descubierto nuestro escondite y tuvimos que salir de allí para seguir jugando.
Mi primo tuvo que acomodar muy bien su pene para que no se notara que estaba muy duro.
Jugando a mi primera vez con mi primo
Todavía no sabía nada sobre sexo y tampoco imaginaba tener mi primera vez con mi primo.
Casi se hizo de noche y todos tuvimos que regresar a nuestras casas para cenar. Mi primo se acercó a mí y me dijo que dejara la ventana de mi habitación abierta para él entrar a hacerme cosquillas. Pero, que no le dijera a nadie, era nuestro secreto.
Cené con mi familia y me fui a dormir un poco nerviosa de que mi primo viniera a hacerme cosquillas. Aun así, dejé la ventana abierta y puse el seguro a la puerta de mi habitación.
Luego de unos minutos, mi primo trepó por la ventana y venía hacia mi cama con su pene bastante duro, quizas más de lo que estaba esa tarde.
Te voy a hacer muchas cosquillas hoy primita. Me dijo mientras se abalanzaba sobre mí.
Los dos estábamos con ropa, pero aun así, mi primo usó su pene duro para frotarlo sobre mis pantis.
¿Esto te hace cosquillas? Me susurró al oído. Te voy a hacer cosquillas más fuertes, te va a doler un poco, pero no debes gritar, las cosquillas volverán un par de minutos después.
Apresuradamente, me quitó la ropa y se desnudó él también. Volvió a subirse sobre mí y esta vez comenzó a frotar la piel de mi coño directamente con la punta de su pene. Las cosquillas se sentían más intensas de esta manera y mi vagina palpitaba por dentro.
Esta vez mucho más líquido viscoso estaba saliendo de mi vagina y por alguna razón, mi cuerpo pedía que ese pene duro estuviera dentro de mí.
Desvirgada la primera vez con mi primo
Ahora vendrá un poquito de dolor. Me dijo mi primo al oído.
Me dijo que abriera mucho las piernas y con sus manos separó mis labios de ahí abajo. Puso su pene duro cuya punta estaba mojada en el orificio de mi vagina y empezó a empujar delicadamente.
Mi vagina estaba muy apretada y parecía que no lo dejaría entrar. Pero, mi primo insistió y empujó cada vez con más fuerza. De un momento a otro pudo entrar y fue muy doloroso, tuve que ponerme la almohada sobre la cara para que no se escucharan mis gritos.
Ya estoy adentro, te voy a dar una cogida prima, me voy a correr rápido porque estás muy apretada. Me dijo jadeando de placer.
No entendí mucho lo que dijo. Además, estaba ocupada pensando en el dolor. Este tipo de cosquillas no me estaba gustando. Me ardía y dolía al mismo tiempo (no entendía que estaba teniendo mi primera vez con mi primo).
Joe siguió encima de mí y metía su pene una y otra vez con fuerza, aumentando su velocidad. Después de unos minutos gimió muy fuerte y sentí que estaba llenando mi vagina con algo caliente, supuse que se estaba orinando dentro de mí.
Antes de que pudiera decir algo, enterró su cabeza entre mis piernas y con su lengua me hizo cosquillas en el coño. Me gustó mucho eso, tanto que sentí algo muy extraño, pero placentero dentro mi, que me hizo soltar mucho líquido de mi vagina.
Desde entonces mi primo me visita por las noches para darme muchas cosquillas.