Mi nombre es Gabriela y soy maestra de secundaria, esta es la historia de cuando tuve sexo con mi alumno adolescente en una de las clases que daba durante la pandemia.
Soy ese tipo de maestras con la que todos los alumnos sueñan tener sexo: joven, cuerpo atlético, bonita, amable y rubia. Me gradué muy joven de la universidad y a mis 23 años empecé a trabajar en una secundaria de mi ciudad.
Todo iba bien en mi vida hasta que comenzó la pandemia. Amaba mi trabajo y le dedicaba todo mi tiempo, tanto así que incluso había olvidado que hacía muchos meses que nadie me follaba, mi novio se había mudado por cuestiones de trabajo y no me había preocupado en buscar alguien más.
Cuando comenzó el confinamiento nosotros los profesores no tuvimos vacaciones como muchos habían pensado que pasaría. Seguimos con nuestras labores, solo que todo era vía virtual.
Comencé a darle clases online a mis alumnos y todo iba tan normal como siempre. De hecho, mis ingresos aumentaron. Además de las clases, pude desenvolverme como maestra particular con clases particulares en linea a los alumnos que tenían algunas deficiencias escolares.
Así fue como tuve sexo con mi alumno adolescente
Antes de empezar la historia quiero aclarar que no sé si realmente puedo decir que tuve sexo con mi alumno adolescente, porque no hubo contacto físico. Todo sucedió en medio de un clase virtual.
Francisco era un alumno de 16 años con el que tenía mucha química (obvio yo no lo quería admitir). Sus padres me contrataron para darle clases extras y que él pudiera mejorar su rendimiento en la escuela.
La primera semana nuestras clases transcurrieron con normalidad. Las hacíamos en las noches porque era lo más factible para ambos.
Estábamos en tanta confianza que aunque la clase hubiera terminado seguíamos conectamos por un largo rato más hablando de cualquier cosa. No voy a negar que el chico era muy apuesto y hablar con él hacía que mi vagina se dilatara al pensar en su polla dentro de mí.
Mientras hablábamos no dejaba de pensar en su polla y me mataba la curiosidad de saber si los chicos de mi clase me deseaban como suele suceder cuando tienen una maestra como yo.
- Francisco, ¿te parezco atractiva? Le dije interrumpiendo una de nuestras conversaciones.
- Por supuesto, profe, con todo respeto, usted es una chica muy bella. Le diré un secreto, todos los chicos en la escuela hablan de que se jalan el pito solo pensando en usted. Me dijo con tono bastante provocador.
- Y tú Francisco, ¿te jalas la polla pensando en mí? Le dije sin tapujos.
- Creáme que lo he hemo más de un par de ocasiones. Me respondió y sus ojos brillaron de deseo.
Durante una clase tuve sexo con mi alumno adolescente
Mi vagina se había dilatado demasiado, palpitaba con mucha fuerza y empapé mi ropa interior con mis fluidos. Estaba ansiosa por tener sexo en aquel momento y no importaba el cómo ni con quién.
Le pedí a francisco que me mostrara cómo se jalaba el pito pensando en mí y me respondió que justamente estaba planeando en hacerlo cuando terminara nuestra clase privada, pero que estaría encantado de mostrarme.
Se quitó los pantalones y la camisa, quedando solo en ropa interior. Pude notar encima de su bóxer que estaba muy bien dotado pese a su edad y se me hizo agua la boca al imaginarme esa polla llegando hasta mi garganta.
- Qué deliciosa se ve tu polla. Si estuvieras aquí le daría una mamada hasta exprimirle toda la leche. Le dije a mi apuesto alumno y noté que se ponía más duro y grande al escuchar mis palabras.
Yo también me quité la ropa, quedando completamente desnuda. Abrí mis piernas y las puse sobre los posamanos de mi silla.
- Muéstrame cómo te moverías si me estuvieras metiendo tu pito Francisco. Mira, aquí… justo aquí, lo quiero, metémelo duro mientras me metes tu dedo en el culo. Le dije al chico en medio de gemidos al tiempo que me frotaba el clítoris.
- Se ve muy bien en esa posición, quiero meterle mi polla en esa vagina rosada. Me respondió el chico jalándose el pito y moviendo sus caderas provocativamente como si me estuviera follando de verdad.
Subí el volumen del ordenador para escuchar los gemidos y las palabras sucias de mi alumno. Cerré los ojos y me froté el clítoris con una mano, la otra la usé para meter mis dedos en mi vagina.
No me arrepiento de que tuve sexo con mi alumno… lo volvería a hacer
Estaba tan excitada que el asiento de mi silla se había empapado con mis líquidos. En un momento miré a mi escritorio y me di cuenta de que había una botella de vidrio pequeña de la gaseosa que estaba bebiendo minutos atrás.
Se me ocurrió metérmela en la vagina e imaginar que era el pito de francisco.
- Vamos a imaginar que esta es tu polla y que me estás follando aquí en mi habitación. Le dije a mi alumno.
- Si profe, como quiera. Tengo tantas ganas de correrme dentro de su vagina. También quiero meter mi polla en su culo apretado. Me dijo y se sentó en la cama de su habitación jalándose el pito.
Tomé la botella y me puse en una posición mejor. La introduje en mi vagina, primero con cuidado y lentamente, luego fui aumentando el ritmo paulatinamente. Mis caderas se retorcían de placer y mi boca soltaba gemidos fuertes casi que de forma automática.
Veía a mi alumno mover sus caderas como si me estuviera follando y trataba de imitar su ritmo para convencer a mi vagina, de que era su polla y no una botella lo que estaba sintiendo.
- Ahhhh… Ummm qué rico baby, métela duro… Más rápido… Más… Más… Más… Le dije al muchacho.
Él aumentó el ritmo de sus movimientos y sus gemidos eran más fuertes, me di cuenta de que estaba por explotar en un orgasmo y yo también.
Mis fluidos saltaron como un río desde mi vagina y su leche hizo lo mismo desde su pene. Estábamos extasiados. Pero, no nos dio tiempo de decir nada más porque escuché que alguien tocaba a la puerta de su habitación y corté la trasmisión.
Desde entonces, nuestras clases virtuales tenían “final feliz” y después de la pandemia, las clases eran personalizadas y en mi casa… Ya se imaginarán todo lo que le estoy enseñando. Solo puedo decir que esa no fue la única vez que tuve sexo con mi alumno.