Fui infiel en mi luna de miel 

Mi nombre es Kate y desde hace 5 años estoy casada con mi esposo Jey y a pesar de que el tiempo ha pasado, seguimos estando locos el uno por el otro. Follamos todos los días, incluso a veces más de una vez. Nos enviamos mensajes calientes cuando no estamos juntos y siempre que tenemos que salir de viaje procuramos hacerlo juntos, aunque sea por temas de negocios. Sin embargo, las tentaciones siempre están a la vuelta de la esquina y yo una vez sucumbía a una de ellas. Hoy les voy a contar cómo fui infiel en mi luna de miel. 

En realidad, no fue nuestra luna de miel. Después de 5 años de matrimonio, a Jey le surgió un viaje de negocios, sería de apenas tres días en Aruba, pero nosotros decidimos tener una segunda luna de miel, así que fuimos juntos y los extendimos a 10 días. 

Llegamos a la isla y quedé maravillada al ver lo hermoso que era todo el lugar. Habíamos decidido no quedarnos en una habitación de hotel estándar, sino en una de las cabañas que ofrecía uno de los mejores resorts de Aruba. 

Teníamos muy cerca la playa resplandeciente, con aguas cálidas cristalinas. Al parecer, pasaríamos una excelente segunda luna de miel aquí. 

Nuestro plan era que Jey acudiera a sus reuniones de trabajo los tres primeros días del viaje y yo no tendría que interferir con eso. Luego de esto, comenzaríamos a disfrutar juntos. Sin embargo, lo que nunca pasó por mi cabeza es que sería infiel en mi luna de miel.

Fui infiel en mi luna de miel por puta 

El primer día surgió según lo acordado. Jey se fue a trabajar desde muy temprano y yo me quedé en la cabaña. Él sugirió que saliera a conocer el sitio y que saliera de compras porque regresaría al caer la noche. 

Le tomé la palabra y el primer día salí a pasear por el resort. Este era tan grande que ni siquiera era necesario salir de él, allí había centros comerciales, restaurantes, bares y muchos establecimientos. 

Fui a comprar algunas cosas, probé la comida de uno de los restaurantes y luego fui a tomarme unos tragos en el bar. Al atardecer cuando iba de regreso a la cabaña me topé con el spa del resort. Decidí entrar y hacer una reservación del servicio de masajes y de tratamientos de belleza para el día siguiente. 

Cuando llegué a la cabaña a los pocos minutos llegó mi esposo y hablamos de todo lo que habíamos hecho durante el día. Jey estaba muy cansado como para tener sexo, pero aun así yo quería ayudarlo a que se sintiera bien. Le dije que se diera un baño con agua caliente para que durmiéramos juntos. Lo esperé en la cama y cuando se metió en ella me escabullí entre las sábanas para darle un oral que lo hiciera desestresarse. 

Lamí y succioné su polla e hice que explotara un orgasmo. Me tragué toda la leche hasta que su pene se puso muy suavecito. Adoraba comerme el pene de mi marido y aunque solo fue para darle placer a él me sentía feliz. 

Dormimos y al día siguiente muy temprano Jey tuvo que volver a irse a sus obligaciones de trabajo. Yo recordé la reservación en el spa y me arreglé para ir allí. 

Una masajista hizo que fuera infiel en mi luna de miel 

Cuando llegué al spa la misma chica del día anterior en la recepción me saluda con una sonrisa. Después de verificar la reservación llamó a la masajista que se encargaría de mí. 

La masajista que me atendería se veía muy hermosa, no soy bisexual, pero enseguida me di cuenta de que a mi esposo le hubiera gustado mucho. Estaba vestida con un uniforme entallado, que le hacía brotar sus enormes pechos por el escote. Los tenía muy grandes, más que los míos. 

No sé por qué, pero su presencia destilaba sexualidad, tenía una cara de zorra y aunque no soy bisexual no pude evitar tener pensamientos lésbicos con ella. Esa chica me condujo a una habitación con un aroma exótico, poca iluminación y con música relajante de fondo. 

Me pedió que me desvistiera y me dio una toalla, salió de la habitación y dijo que le avisara cuando estuviera lista. 

Yo había quedado muy caliente desde la noche, porque solo le di placer a Jey y no recibí nada. Por eso no pude evitar que mi vagina se humedeciera al verme desnuda y que esa hermosa mujer empezara a tocarme. 

La masajista entró y empecé a presionar los puntos de presión de mi espalda, deslizando sus manos suaves sobre mí. Cerré los ojos y me dispuse a disfrutar de las sensaciones. 

Sus manos se trasladaron a mis piernas, luego a la parte interior de los muslos y cuando rozó uno de los labios de mi vagina fue inevitable ahogar un gemido. 

-Estás muy mojada. Me dijo la masajista con un tono que me hizo sonrojar. 

-Que vergüenza, lo siente mucho, es que tus manos se sienten muy bien. Respondí nerviosa. 

– No te disculpes. 

Fui infiel en mi luna de miel con la masajista del resort

Infiel en mi luna de mielPara mi sorpresa la chica separó un poco mis piernas e introdujo su mano en busca de mi clítoris. Masajeó mi coño suavemente y solo me decía que no gimiera tan fuerte. Yo buscaba arquear las caderas para que pudiera tocarme mejor, pero ya me dio la vuelta hacia arriba y sus manos mágicas las uso para masajearme las tetas. También las chupó con destreza.

Se montó encima de mí subiéndose el vestido. Debajo de él no llevaba nada puesto y frotaba su coño contra el mío. Tuve un orgasmo delicioso. Nunca imaginé que sería infiel en mi luna de miel y menos con una masajista. 

Después de este primer orgasmo la cosa no se detuvo. La chica bajó entre mis piernas y me empezó a dar un oral, yo estaba muy húmeda y ella se tragó todos mis jugos. 

Aunque fui infiel en mi luna de miel, no puedo negar que fue uno de los mejores orgasmos de mi vida.