Soy una putita de esquina y me fascina que me cojan hombres mayores

Desde que tengo memoria me gusta mucho andar putiando con hombres y recibir pipes a granel por todos mis huequitos. Mi nombre es Marta y soy una pequeña prostituta, me encanta ganar dinero capitalizando mi totona y deseo hacerme rica a costa de puro pene. A pesar de que tengo varias experiencias sexuales y me prostituyo desde hace mucho soy una adolescente joven, apenas tengo 16 años de edad, pero me fascina que me cojan hombres mayores.

Me prostituyo desde los 14 años de edad, mi situación nunca ha sido muy buena, nunca conocí a mi padre y mi madre no tenia suficiente dinero para mantenerme. Entonces, como yo estaba consciente que desde pequeña me llamaban la atención los penes decidí prostituirme porque a ninguna prostituta le va mal. Además, nadie ha visto a una prostituta triste o con problemas, ellas siempre obtienen lo que quieren y se la pasan recibiendo placer y dinero por esa panocha.

Entonces, me di cuenta que tenia que prostituirme para empezar a ganar dinero y así cambiar mi vida para siempre y empezar a ser feliz. Efectivamente, empecé en el negocio y me fue muy bien, los hombres me adoraban porque era una pequeña putita y por esa razón ganaba mucho más dinero que las putas convencionales.

Los hombres son muy cochinos y eso me encanta, siempre tienen ideas alocadas y pervertidas en la cabeza y lo único que deseo es que me acaben por todas partes y me den todos sus billetes. En un mes mi vida había cambiado a mejor gracias a mi nuevo empleo, todo iba de maravillas, recibía cogidas fuertes, algunas más normales y otras eran extremadamente dolorosas, pero yo soy feliz recibiendo todo eso.

Desde que me empecé a prostituir mi vida cambio para mejor

Mi capital empezó a aumentar y yo me sentía muy feliz porque podía hacer lo que yo quisiera y comprar las cosas que me gustan. Siempre me ponía en las esquinas a esperar que los carros pasaran y se detuvieran para que me contrataran por mi servicio. Había hombres que me hacían volver loca de tanta belleza y placer, después de algunas cogidas yo quedaba completamente enamorada de esos hermosos hombres llenos de lujuria sexual.

Mi preferencia en hombres eran los fornidos y los que siempre son más salidos y les fascinan los insultos en la cama y las cosas sucias, adoro que me cojan hombres mayores. Ya que, mientras mas edad tienen más experiencia y me encantaba vivir y aprender cosas nuevas en este mundo de la prostitución. Además, a los viejos les encantan las niñas putitas como yo y enloquecen con mi totona y me la rompen a cada rato.

Recuerdo que un día vino un hombre en una camioneta negra a buscarme, era un señor calvo, musculoso, blanquito y tenía unos tatuajes hermosísimos. El me llevó hasta su casa en la camioneta, el conversaba conmigo y me trataba muy lindo, me preguntaba por las cosas que me gustaban y me acariciaba la boquita mientras me hablaba. Yo estaba muy excitada y un poco nerviosa porque ese hombre me estaba volviendo loca por lo hermoso que era, yo le calculaba como unos 43 años.

Me fascina que me cojan hombres mayores porque ellos tienen muchas experiencias sexuales

Su casa era muy hermosa, entramos y me di cuenta que este señor tenia mucho dinero, estaba solo y me llevó para su habitación, olía demasiado rico. Yo nunca había estado en un lugar tan hermoso, ese cliente es el mejor con el que me he acostado, me encanta que me cojan hombres mayores y me azoten contra la pared. Luego, cuando estábamos en la cama yo me empecé a quitar la ropa y a ponerme cachonda para que mi papi empezara a disfrutar de la sensualidad de su niña.

Podía notar que el estaba muy excitado, su pene estaba muy erecto y yo le quité el pantalón y lo dejé completamente desnudo, empecé a hacerle un oral y su pene estaba muy jugoso. Empezaba a darle lengüetazos desde su tronco y seguía subiendo lentamente hasta su glande, no podía creer todo el placer que estaba dándole a ese hombre con mi boca.

A cada rato volteaba para verlo y se retorcía del placer, estaba gimiendo un poco y después de unos 15 minutos me retiré y empecé a moverme encima de él. andábamos muy excitados, yo empecé a mover mi vagina y él estaba frotándome su gigantesco venosos contra mi vagina, luego me lo metió sin compasión y yo empecé a gritar por el dolor y placer.

¡Mierda, como me fascina que me cojan hombres mayores!, él estaba dándome todo su pene y partiéndome la vagina con cada bombeada que me daba, estaba totalmente húmeda y quería que ese momento fuera eterno. El calvo sexy me apretaba mis pezoncitos y me decía que yo era una niña muy sucia y que merezco que me den castigos, yo le seguí el juego y le decía que me castigara por ser una putita traviesa.

Desde ese día el calvo empezó a ser mi papi ¡No hay nada más rico que me cojan hombres mayores!

Cada vez que yo me ponía a jugar él se excitaba aún más, se ponía como loco a bombearme rápido y a pellizcarme las tetas hasta que yo gritaba y eso le excitaba mucho más. También me dejó el culo rojo de tantas nalgadas que me metió, cada vez que me penetraba sonaba durísimo y yo estaba satisfecha de tener a ese gigantesco hombre dentro mi panochita. El me trataba como si fuera su pitita sucia y eso era, yo le pertenecía a ese hombre y deseaba que me hiciera suya para siempre.

Yo estaba muy alborotada y mi vagina estaba mojadita, chorreando fluidos y sentía que me iba a correr. En unos minutos no puede contenerme y me corrí en el pene de mi papi. Él se vino dentro de vagina apenas bote todos mis fluidos, fue un choque único y se sentía muy rico recibir todos esos chorros de leche dentro de mí. Quedamos agotados y muy satisfechos por esa cogida que acabábamos de tener.

Mi papi me dijo que le había encantado la forma en la que yo gemía y el oral que le hice y me pago mucho dinero. Además, me dijo que quería que fuera solo para él y que me iba a contratar fijo para que solamente tuviéramos sexo él y yo. Que rico placer sentí con mi hombre y me fascina que me cojan hombres mayores a cada rato para que me consientan y me den cosas ricas.