Clases de sexo con una maestra

Durante tu paso por esta vida te encontrarás con una gran infinidad de personas, cada una de ellas tendrá diferentes ocupaciones, profesiones y habilidades. Sin embargo, muy probablemente no encuentres a alguien especialista dando clases de sexo. 

En esta realidad modernizada que vivimos, quizás dentro de unos cuantos años impartir clases de sexo será una profesión tan común como la de los maestros o policías, pero antes de que eso suceda, decir que recibiste clases de sexo no dejará de sonar extraño. 

Mi nombre es Alba y por diferentes motivos, mi experiencia en el ámbito sexual había sido muy poca hasta hace un par de años. Esto hacía que me sintiera muy insegura en mis relaciones, pues pensaba que sería una decepción durante el sexo y mis amantes terminarían abandonándome. Fue por esta razón que empecé a tomar clases de sexo y mi maestra era una sexy especialista en las artes sexuales. 

Clases de sexo con práctica incluida 

Luego de contactar a mi futura maestra, acordamos una primera cita en la que nos conoceríamos, hablaríamos de los temas a corregir específicamente y de otros detalles importantes. Me sorprendí al enterarme de que debía presentar todo tipo de exámenes de salud, especialmente aquellos que descartaran enfermedades venéreas. Aun así fui al laboratorio me los hice y los llevé el día de la cita. 

El lugar al que fui indicada era una oficina en el centro de la ciudad, no parecía nada fuera de lo común. Entré allí, me presenté con la “especialista” y comenzamos a hablar, acordando iniciar con las clases de sexo desde el día siguiente a cierta hora. Curiosamente, la maestra especifico que debía ir completamente limpia y llevar la lencería más sexy que tuviera. Pensé, bueno ha de ser porque se toma muy en serio su trabajo y no le agrada la gente sucia. 

Al día siguiente llegué a mi primera clase. La maestra con ropa formal, ahora era una mujer juguetona y muy sexy. Me condujo a una puerta trasera de la oficina, donde había una especie de dormitorio. Me estaba poniendo un poco nerviosa. 

Primera clase de sexo y primera vez follada por una mujer 

En nuestro encuentro del día anterior yo había especificado que era completamente heterosexual. Sin embargo, la primera clase consistía en el descubrimiento de los puntos placenteros de una mujer. La maestra me explicaba que antes de dar placer a un hombre debo conocer cómo darme placer a mi misma. 

Me pidió quitarme la ropa y quedarme en lencería. Ella procedió a hacer lo mismo. Me senté frente a la cama y ella quedó de pie frente a mí. Allí empezó con su entrenamiento. 

Lo primero que debes hacer Gabi es liberar tu mente. No importa dónde estás, no importa cómo te ves, no importa el ruido del exterior. Solo existes tú y la otra persona. 

Asentí y me recosté más cómoda sobre la cama. La maestra después de hablar por un rato, explicando algo de anatomía erótica, de un momento a otro dijo ¡Es hora de practicar!

Se sentó a mi lado y empezó a acariciar mi cuerpo. Me tocó las tetas, besó mi cuello y deslizó una de sus manos hacía mi coño. Mientras me decía al oído que prestara atención porque en una follada debía actuar como lo hacía ella. 

Me empujó contra la cama, subiéndose encima de mí. Apresó mis manos y me besó en la boca introduciendo su lengua. Con sus caderas hacía un movimiento delicioso que hizo poner muy húmedo mi coño. 

Las mejores clases de sexo de mi vida

Yo solo me dejaba llevar por la situación. Ella soltó mis manos y llevó una de ellas hasta su coño, enseñándome cómo debía acariciarlo para excitarla. 

Clases de sexo con una maestraMi vagina ya estaba muy dilatada para este punto. La maestra se levantó hacía una de las gavetas al lado de la cama y sacó un arnés con un dildo amarrado a él. 

-Primero llevarás el pito tú para poder enseñarte lo que debes hacer. Luego cambiaremos roles para que pongas en práctica lo aprendido. 

Así lo hicimos, me puse el dildo y ella se subió encima de mí. Lo introdujo en su vagina, mientras que cambiaba a diferentes posiciones y me decía cómo debía moverme o cómo debía gemir. 

Pensé que solo eran clases y que ella no tendría placer, pero esa mujer explotó todos sus fluidos sobre mí con un orgasmo. Después de esto, me indicó que era mi turno de intentarlo. 

Se puso el dildo y comenzamos con la posición de perrito. Mientras que yo estaba en cuatro patas, me introducía ese pito de plástico en la vagina. Con una mano me tomaba por el pelo y con lo otra me acariciaba el clítoris. Cambiamos a otra posición en la que quedé encima de ella, pues tenía que poner en práctica lo aprendido. Moví las caderas cómo me lo había explicado y estaba tan excitada que no pude evitar correrme. 

Cuando esto pasó sonó una alarma en su teléfono y la maestra me dijo que la clase ya había terminado, porque tenía que atender a otro alumno. No sé si me volví lesbiana, ya que sentí celos porque yo quería q                                                                                                                                        , b kn   

 

ue su coño solo fuera mío. Pero, tenía que aceptarlo, solo era una cuestión de trabajo para ella. Así que únicamente me limité a disfrutar de cada clase todos los días. De hecho, he repetido el curso completo unas cuatro veces.