Aún recuerdo la vez que mi tío vino a mi casa una vez que me enfermé y terminó metiéndome sus dedos en mi culito y me empezaba a excitar mucho. Mi nombre es Dayana y esto sucedió hace varios años cuando yo tenia 14 añitos, era una niña muy caprichosa y me gustaba que las personas hicieran lo que yo quería. Mis padres nunca tenían tiempo para mi y siempre estaban trabajando mientras yo pasaba mucho tiempo en casa con la niñera, no nos llevábamos muy bien.
Yo siempre terminaba saliéndome con la mía, todo el mundo hacia lo que yo quería que hicieran y me encantaba manipular a las personas, era una niña muy inmadura. La niñera siempre estaba intentando que hiciera mis quehaceres o algunas cosas, nunca podía convencerme y todo lo terminaba haciendo ella, nunca le prestaba atención. Por eso es que era tan malcriada, mis padres nunca forjaron mi carácter y yo hacía lo que mejor me parecía la mayoría del tiempo, se sentía tan bien ser así.
Entonces, en una ocasión yo me enfermé y llegué a sentirme horrible, sobre todo porque era muy malcriada y tendía a exagerar todo. Recuerdo que tenía fiebre, sentía náuseas y el malestar que tenia no era nada normal, yo no podía soportar lo que tenía, tuve que decirles a mis padres. Ellos estaban en el trabajo y no podían ausentarse porque su hija estaba enferma, por eso le dijeron a la niñera que me diera unos medicamentos y que me atendiera.
Yo era una niña mu malcriada y necesitaba que alguien me domara
Ella cumplió con lo que mis padres le pidieron, sin embargo, yo no quería cooperar porque odiaba tomar medicamentos y detestaba a esa señora. Entonces yo la trataba mal y no le aceptaba todo lo que me daba y terminaba tratándola muy mal, ella no aguantó más y les escribió a mis padres contándoles los que pasó. Ellos estaban un poco alterados, entonces hablaron conmigo, pero yo era muy necia y no quería entender que necesitaba tomar esos medicamentos para curarme.
Yo tenía un tío que era bastante allegado a mí, siempre éramos muy unidos y a él era la única persona a la que le aceptaba todo lo que me pidiera. Entonces le escribieron a mi tío para que me fuera a ver y convencerme de que tomara todos mis medicamentos, ya que, solo él podría hacerme cooperar. Quien diría que ese tío terminaría metiéndome sus dedos en mi culito para que me suavizara y ayudarme a curar mi enfermedad, la verdad disfrute mucho mientras lo hacía.
Mi tío Roberto llegó hacia donde yo estaba y me abrazó fuertemente, yo estaba muy alegre porque había venido a verme, tenia mucho tiempo sin verlo. Que rico cuando mi tío Roberto terminó metiéndome sus dedos en mi culito y terminé muy excitada.
- Tío te quiero mucho, no sabes cuanta falta me has hecho, que bueno que ahora estás conmigo para que me cuides.
- Yo también te extrañé mucho mi pequeña Dayana, si es correcto, vine aquí para que pudieras colocarte tu medicamento y ayudarte a mejorar. tienes que ser muy obediente mi amor.
Mi tío fue a atenderme y en unos minutos ya estaba metiéndome sus dedos en mi culito
Mi tío estaba conmigo y no me importaba nada, siempre me sentía muy cómoda cuando estaba con él y no iba a preocuparme por nada que me hiciera. Entonces la niñera entra a el cuarto y le da lo que me recetaron que sería la cura para que se me quitara lo que yo tenía, esto me sorprendió mucho. Luego la niñera salió de la habitación porque estaba harta de mis conductas y no quería saber nada de mí, ya que, ahora estaba mi tío para aguantarme.
Mi tío empieza a abrazarme en la cama mientras yo estaba recostada de él y me dice algo que hizo que se me pusieran los pelos de punta. Me dice que lo que necesita ponerme es un supositorio que debía ingresarse por mi culito estrecho, me espanté porque sabia que me iba a doler. Esa fue la vez que mi tío terminó metiéndome sus dedos en mi culito para que se dilatara y pudiera meter el supositorio por allí detrás.
Yo me espanté, pero el hizo que me calmara y me dijo que no habría problema alguno y que iba a ser muy cuidadoso y no iba a sentir mucho dolor. Dure un rato sollozando, pero entre todas las caricias y las palabras de mi tío se me pasó rápido y terminó convenciéndome. Me acostó boca abajo, luego me quitó la ropita, me dejó con el culito peladito y me estaba empezando a estimular suavemente para que abriera mi ano, el sabía como dilatarlo y me fascinaba.
Mi tío estuvo metiéndome sus dedos en mi culito y yo terminé con el ano bañado en semen, debo enfermarme más seguido
Entonces, seguimos allí un rato, yo estaba comenzando a excitarme mientras él estaba metiendo sus dedos dentro de mi culito, sentía un dolorcito y placer a la vez, estaba gimiendo algo fuerte. Luego mi culo a estaba lo suficientemente dilatada y me logró meter el supositorio, ya el trabajo estaba hecho, pero ambos estábamos muy excitados y se sentía en el ambiente. Mi tío terminó metiéndome sus dedos en mi culito muy duro y yo estaba gimiendo como una pequeña puta, estaba gozando de tanto placer.
Mi culo estaba muy abierto y cuando me volteo mi tío Roberto esta con su gigantesco pene afuera metiéndomelo por el culo, me empezó a doler muchísimo. El me estaba bombeando muy duro y mi culito era muy pequeño para ese pene adulto que estaba entrando por mi cavidad anal, estaba gozando mientras sollozaba. Mi tío comenzaba a agarrarme por el cuello como si fuera su putica, me sentía muy excitada, y él ni se diga, no quería despegarse de mi culo.
Sin embargo, no pudimos durar mucho tiempo porque la niñera estaba cerca, entonces mi tío estaba excitado y me acabo dentro de mi culito, quedo bañado de semen. Me sentí muy bien ese día, había tenido sexo con mi tío y desde ese momento era el hombre de mi vida, siempre íbamos a coger juntos. Yo era su mujer y él era mi hombre, después de ese momento automáticamente se me fue el dolor, lo que necesitaba era una dosis de pene de mi tío.